jueves, 10 de octubre de 2013

Ni siempres, ni mañanas.

Nada es eterno. El café se enfría, el humo se disipa, el tiempo pasa y la gente cambia.
Nadie ve como eres si no lo que aparentas ser. Vivimos de impresiones y nos dejamos engañar por las primeras impresiones.
Todo se vuelve más difícil después. El tiempo pasa, se gana confianza y los lazos se hacen más fuertes, pero no por ello son irrompibles.
Se desgasta, se rompe poco a poco. Todo lo que habías soñado, roto. Todo el mundo sabe que ilusionarse demasiado pronto, duele. Y, al final, siempre duele. Siempre hay algún defecto, algún pero.
La confianza da asco, y yo...no soy de coger confianza. Miro, observo, escucho y reflexiono.
Intentamos hacer las cosas de la mejor manera posible, del modo en que nadie pueda hacernos daño, y resulta que la persona que más daño puede hacernos...somos nosotros mismos.
Si algún día se nos acaba la ilusión, que nos queden ganas de soñar.