lunes, 19 de octubre de 2015

Friends with benefits

Hacer el amor es algo muy íntimo, es una conexión muy especial con la otra persona. Pero para follar sólo hace falta satisfacer nuestras puras necesidades primitivas. No importa si es amigo o desconocido, vamos con un objetivo y esperamos conseguirlo. Lo bueno de esto es que él no lo ve como que lo estoy utilizando, porque también está buscando lo mismo. De hecho, es más bien un contrato mutuo donde los dos estamos de acuerdo y nos utilizamos únicamente para sexo. Personalmente, me gusta saber que tengo a unos cuantos “amigos” con los que puedo contactar en estos casos. No es recomendable depender sólo de uno, porque es muy fácil que tenga otros planes y tengas que acabar “jugando al solitario”.
Ahora bien, considero que hay que tener un mínimo de complicidad con la otra persona. Está muy bien que le veas y te entren ganas de lanzarte encima, pero también debe atraerte su forma de hablar, de expresarse y de ver la vida . Algunos pensaréis que este requisito estaría más ligado a una pareja, pero no lo veo así. He conocido chicos que físicamente me atraían mucho, sin embargo, veía que no me aportaban nada y mi libido acababa por notarlo. Con algunos de ellos he tenido encuentros, todos tenemos necesidades, pero al final dejas de llamarlos. Se trata de una atracción tanto física como psíquica.
Los follamigos necesitan tener un cierto grado de madurez sexual, debemos tener cuidado de escogerlos bien y ver si realmente pueden llevar esta situación. Un amigo me comentaba: “Es que ninguna queréis ser el segundo plato”, a lo que le respondí: “Si te dicen eso es porque están pilladas”. Evidentemente que podemos ver a otras personas, es una relación completamente abierta y, por lo tanto, infiel. Muchas veces, detrás del follamigo hay otra intención. Lo ideal sería encontrar un equilibrio entre ambas partes y poder mantenerlo durante mucho tiempo. La realidad es que, en la mayoría de los casos, siempre hay uno de los dos que acaba pillándose. Y al no conseguir una relación, se conforman con ser su follamiga/o. Es una situación triste porque nos hacemos daño, no somos felices y estamos perdiendo el tiempo proyectando una esperanza en alguien que no está interesado en nosotros. Todavía recuerdo (en mis inicios de vida sexual) cuando a uno de ellos le dije: “Te quiero”. Yo era joven y estaba ilusionada con esa aventurilla. Supongo que no acabé de entender el concepto. Por eso, es muy importante que por un lado haya falta de romanticismo y que por el otro, haya una buena comunicación entre ambos. ¡Ojo! Un ex jamás debe ser tu follamigo. Este es un error que cometemos para intentar retener a esa persona, y lo que conseguimos es  remover sentimientos y estancarnos en el pasado.
Una cosa sí que tiene que quedar clara: los dos tenemos derecho a gozar, por lo que el placer debe ser mutuo. Por experiencia propia, algunos sólo buscan el propio placer en la cama; ese yo-yo en los encuentros ocasionales me parece realmente egoísta. Que la chica/o no te importe no implica que no se merezca pasárselo bien y llegar al orgasmo.